domingo, 6 de abril de 2014

Las casas de los Caballeros

Los descendientes de los primeros pioneros colonos que se asentaron en sus respectivos mundos se localizaron en las Casas de Caballeros. Estas dinastías nobiliarias evolucionaron de la necesidad de proteger a los primeros colonos de las especies indígenas encontradas en los diferentes mundos como por ejemplo de los Eldar. 

Cuando los primeros pobladores llegaban a un mundo canibalizaban su propia nave espacial, utilizando sus materiales para si propia supervivencia. Los Caballeros ahora moran en inmensos baluartes, imponentes estructuras bélicas cuyo corazón contiene la tecnología de los antiguos navíos. El rol de protector y castellano corre a cargo de la casa de caballeros que ya era antigua cuando el Imperio estaba balbuceante. Lo curioso de las casas de caballeros es que son todas increíblemente parecidas a pesar de la gran distancia que las separa, esta similitud se debe en parte a la unión del noble que pilota el caballero y su montura, esto es conocido como Ritual de Unión. Conectando a nivel neuronal con el espíritu guerrero de la máquina, esta unión tiene una profunda resonancia en la mente del piloto. La unión de la mente y el espíritu guerrero a ayudado a cimentar culturas que parecen ser increíblemente similares, a pesar de desarrollarse en mundos muy apartados entre sí y que nunca han estado comunicados entre sí.


Los caballeros imperiales se caracterizan por su total independencia. Están unidos al Imperio y al Adeptus Mechanicus por antiguos votos de lealtad, pero no están sujetos por nada más. Su sociedad y cultura son anteriores al Imperio en miles de años, teniendo sus raíces en la Era Oscura de la Tecnología y está más basada en los lazos entre un piloto noble y su montura que en cualquier influencia externa. La suya es una cultura implacablemente ritualizada. Sobre este estrado de rituales formales están los pilotos nobles. Son guerreros criados desde la cuna para el combate, el único lugar donde se sienten felices y realizados, y buscan una escapada constante de la insípida vida de la corte para montar en sus máquinas de guerra al fragor de la batalla. La adrenalina del combate y el peligro mortal del campo de batalla son infinitamente mejores que la monótona existencia de sus castillos fortalezas. Estos guerreros nacidos y criados para la guerra pasan cada momento de su vida preparándose, entrenándose y planeando cada posibilidad del campo de batalla, la alternativa es demasiado desalentadora incluso para ser considerada.


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